Muy buenas! En el post de hoy vamos a hablar de uno de los movimientos artísticos más importantes de la historia: el Impresionismo. Quizá solo con el nombre no sepáis lo que es, de modo que os invito a que os arriesguéis. ¿Qué puede ser? ¿Tendrá que ver con la imprenta? ¿O ya había impresoras en el siglo XVIII?
Mientras os lo pensáis, let’s move on. Para que os situéis un poco, si os digo nombres como Van Gogh o Monet, empieza a sonarnos un poco más, ¿verdad?Estos autores destacaron porque, rompiendo con todo lo que se había hecho tradicionalmente hasta el momento, dejaron de intentar alcanzar la perfección técnica en sus cuadros para intentar captar la esencia de un momento. Todo esto, que suena tan poético, significa que dejaron de intentar pintar cuadros realistas, y empezaron a pintar paisajes donde lo más importante era el color y la sensación que transmitían. Abusaban de la pincelada larga, suelta y rápida para captar la luz de una puesta de sol antes de que cambiara de tonalidad; dejaban goterones de pintura sobre el lienzo y se olvidaban del detalle para pensar en el total, hasta tal punto que, si os acercáis mucho a un gran cuadro impresionista, como la serie de Los Nenúfares de Monet, no podréis ni distinguir qué es lo que hay en el cuadro.
Sabiendo todo esto, volvemos al principio: ¿de dónde sale la palabra «Impresionismo»? Probablemente ya hayáis descubierto que no había impresoras en el s. XVIII. ¿Podría ser que los cuadros buscaran “impresionar“ a todo aquel que los mirara? Pues va a ser que no, pero desde luego, ya vamos mejor que con la teoría de la impresora…
Viajamos a la Francia del s. XVIII, en pleno nacimiento del Impresionismo. Los pintores más emblemáticos del movimiento (Monet, Renoir, Degas, Sisley…) estaban en plena efervescencia creativa, pero se encontraron un obstáculo: como podréis imaginar, los más tradicionalistas consideraban sus obras poco más que chapuzas y garabatos descuidados. Y estos tradicionalistas eran quienes organizaban el Salon, una exposición parisina de gran prestigio. Así que, tras ser rechazados y ninguneados una y otra vez, decidieron montar su propia exposición, donde pudieran mostrar sus obras sin complejos.
Con esto llegamos al 15 de abril de 1874, el día que se inauguró dicha exposición. Cuando le pidieron a Monet que pusiera un título a su cuadro para el catálogo, al momento respondió: «Impression» (francés, «impresión»). Impresión, porque el cuadro representaba la impresión que le había causado aquel paisaje a Monet.Nos vamos acercando.A esta exposición acudió un prestigioso crítico llamado Louis Leroy, al que no parece que le gustara mucho lo que vio, pues poco después publicó una crítica en que se mofaba de los pintores, diciendo que «había quedado impresionado por la impresión de los impresionistas». La crítica tuvo mucho revuelo; tanto, que a Monet y compañía les gustó, de modo que, irónicamente, decidieron adoptar el nombre.
¿Qué os parece? ¿Se os había ocurrido que este podía ser el origen de la palabra?Esta anécdota es un ejemplo de tantos de las fantásticas historias que se esconden tras los idiomas y las palabras que usamos cada día sin pensar. ¿Y qué mejor manera de aprender palabras y sus historias que estudiando idiomas?
En LevelUp, nos encantan las palabras, y nos encantan las historias, y todo lo que hace que aprender se convierta en algo realmente divertido. Si queréis aprender con nosotros, ¡ya sabéis dónde encontrarnos!Para más contenido como este, stay tuned!